jueves, 21 de diciembre de 2017

El general no se resigna.





La anunciada salida del General Raúl Castro de lo que se ha hecho llamar presidencia, para la que nunca  fue elegido, ya no se realizará. Han anunciado que posiblemente para el mes de Abril tendrá lugar lo que ha sido anunciado con bombos y platillos. Pero a estas alturas la credibilidad en su palabra ha alcanzado muy bajos puntajes.

 El pueblo está harto y el general, barajando la remota posibilidad de una posible intensificación de relaciones comerciales con China y Rusia, ha decidido que aún no es tiempo de entregarse a la molicie que le proporcionaría su inmensa fortuna, amasada a través de la madeja inextricable de contabilidades mal habidas y añosas.


 La guayaba de que se queda por las consecuencias del recién pasado huracán Irma ya no se sostiene. El general  guayabero, precisamente lo que no quiere es renunciar a las mieles del poder.

Claro, a muy pocos engañó. De haberse retirado de seguro quedaría tras bambalinas, urdiendo sordas o sónicas políticas para estirar como pudiera su subsistencia, en medio de un mundo cada día más impredecible y en el que las tecnologías han robado mucho terreno a la actividad política.

China y Rusia ni corta ni perezosas han aprovechado de lo lindo, ese vacío generado por el deterioro de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, mucho más, luego de los oscuros ataques sónicos o no sónicos, pero ataques al fin al personal diplomático de los Estados Unidos en la Isla.( Será por eso que retiraron a estatua del General del Ejército Libertador Calixto García, anexionista y quien peleara al lado del Ejército de los Estados Unidos en la batalla de Santiago de Cuba)

  Sin embargo, ya no son los tiempos de la Guerra Fría y Rusia tendrá que enfrentarse a la cuestión de Ciberseguridad que, como sabemos, es muy difícil de capitalizar, porque en cualquier momento se le volverá en su contra; además de tener que manejar otras contradicciones en el medio Oriente, quebradero de cabeza en lo que respecta a la política exterior.

 China, por su parte, ya no estará en una posición ventajosa ante los Estados Unidos que, bajo la presidencia de Donald Trump, estará encaminado a eliminar de una vez y por todas el San Benito de Primus Inter Pares, condición en la que nunca se sintió cómoda la nación de las cincuenta una estrellas, por su excepcionalismo histórico.

Mientras, los Estados Unidos siguen cazando monstruos lejanos en las mismísimas narices de China y Rusia. No estoy en contra de que la diplomacia de los Estados Unidos esté dispuesta a frenar los programas nucleares de Corea del Norte, pero, caramba, por qué no implicar más a China y a Rusia, países a los que geopolíticamente le interesaría más este asunto, por su obvia cercanía geográfica.

 Creo que el alejamiento de los Estados Unidos de Latino América y el Caribe tiene un costo político muy alto. Por qué resolverle los problemas a China y a Rusia para que duerman tranquilos, ante la amenaza de las pruebas nucleares de Pyongyang, mientras estos buscan posiciones geopolíticas ventajosas en el hemisferio Occidental.

Queda el consuelo de que el Capitalismo mundial del siglo XXI ya no permite alianzas incondicionales en ningún ámbito. Esto quiere decir  que si se intensifica la presencia china y rusa en Cuba no será sobre una base unilateral. Cuba tendrá que pagar con moneda real, con bit coin, con carbón de marabú o lo que sea, pero tendrá que hacerlo y ya sabemos que la bolsa del país está rota o muy vieja para resistir.

 En los próximos meses el general guayabero tendrá que buscar agujas para enmendar la bolsa. El tiempo es corto y son grandes las deudas.

José Rey Echenique.

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