martes, 5 de febrero de 2019

El cómodo lugar de los matices.








La corrección política, la tolerancia rayana en el absurdo, está de moda en estos días. Al parecer, es de buen tono mostrar tolerancia con aquello que es, a todas luces, inadmisible, mucho más cuando se trata de dictadores q en pocos años han llenado de víctimas a su nación. Es imposible que se tenga tanta paciencia con Maduro cuando, ante los ojos de la opinión pública mundial, está masacrando a su pueblo. ¿ Querrán crear un precedente en relaciones internacionales?

A Maduro se le han dado tantas oportunidades de diálogo, se le han tolerado tantas monstruosidades, que todavía Gobiernos como el de México, Uruguay y estados como el Vaticano, tratan de imponer a toda costa una agenda de diálogo, con el fin descarado de cuidar el pellejo del dictador.

El Papa, pese a que más de cincuenta naciones le han dado la espalda a Maduro, y pese a las víctimas absolutamente visibles que ha dejado la dictadura durante su existencia, aún se muestra dubitativo, resentido, con expresión de niño al que están a punto de quitarle un juguete. Parece q dijera “no quiero”, “no quiero” En franca perreta metafísica, pone hasta boquita de enojo timorato, con puchero incluido. ( Disculpen el exceso de adjetivación, ¿serán tolerantes conmigo esta vez?) En la época de Juan Pablo II las cosas eran menos ambiguas, el mal estaba muy bien definido, por lo menos el Vaticano actuaba con sensatez.

Es inadmisible que se tolere tanto el mal. Que se pretenda resemantizar el crimen, los géneros humanos y la miseria, presentando como una actitud anticuada, poco chics, toda tendencia que se oponga. ¡Ay! Echenique, que extremista eres. Me dicen algunos amigos de la moña, vocacionalistas muchos.

El Papa tolera las sistemáticas violaciones de niños por parte de sus sacerdotes; López Obrador se niega combatir el crimen y el narcotráfico y es casi normal la tendencia a despenalizar la mariguana, para lo que se esgrimen argumentos medicinales en otras naciones, apoyados en sospechosos estudios de laboratorios.

El régimen de Cuba también respalda a Maduro, y pugna por mantener una intervención de casi millares de efectivos en territorio venezolano, un secreto a viva voz, mientras las Naciones Unidas no acusa a Cuba de intervencionismo.

Sigo diciendo que hace falta que vuelvan los “tough guys” de la política mundial y que muchas organizaciones tomen cartas en el asunto, antes de q sea demasiado tarde.

Definitivamente hay que poner la mano dura, y no la otra mejilla.

Muchas gracias

José Rey Echenique

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