¿Por qué los cubanos no se revelan?

Todos nos preguntamos, ¿por qué los cubanos no se defienden, a la luz de los acontecimientos en Nicaragua?. ¿ Por qué los cubanos no nos sacudimos del terrible karma que ha significado el régimen de los Castros, la maldición que, estúpidamente, ha convertido a nuestro pequeño país en el más atrasado de América?.
Y la respuesta es muy sencilla: porque los muertos no se defienden, no tienen propósito en la vida, porque somos once millones de seres muertos, a los que se les debe una certificación de defunción.

 Muertos, han falsificado nuestros símbolos, nos han arrancado la paz, la justicia, el derecho a ser libre,  nos han quitado a Dios, nos han dejado una iglesia con obispos inútiles, rehenes en sus confiscados templos,  cléricos temerosos y serviles. Nos han  robado el espíritu, la fe, el amor al prójimo, la compasión. Somos muertos en estampida en busca de sosiego por el mundo.

Estamos muertos, porque todas nuestras generaciones han vivido en la supervivencia, porque solos los muertos pueden soportar una mentira durante más de medio siglo, porque aprendimos a disimular, a no decir verdades, para no despertar la sospecha de los otros muertos. Somos los muertos que penan por el mundo, padeciendo una sensación de vacío inexplicable, y que celebramos aquelarres de alegrías perrunas, y nos culpamos unos a otros, tratando de competir a ver quien es más muerto, o a quien le han confiscado más sueños y memorias.

Somos los muertos a los que le han arrebatado la historia, a los que le han sobornado la palabra para arengar al mundo, somos los muertos que disimulan vivir y ser felices, muertos sin patrias, sin edades, detenidos en medio de un tiempo sin tiempo, sin tierra firme donde enterrar a otros muertos, ni para ocultarnos de la vergüenza que significa estar muertos en vida.

Somos, en fin, los descendiente de una civilización cauterizada por el rencor y la impotencia.

José Rey Echenique.